Sant Jordi de chichinabo

5 agosto, 2020

El 23 de abril de cada año se celebra Sant Jordi, una festividad muy importante para el mundo del libro y, en Cataluña, también para las rosas. Como bien sabréis o supondréis, el negocio literario da para lo que da, y las editoriales esperan ese día como agua de mayo. El número de ventas que se realizan ese día son muy relevantes en el sector, pero este año… ¡CORONAVIRUS!   (¡Chan chan chan!)

Pues sí, aún seguimos con la TERRIBLE PANDEMIA MUNDIAL y claro, hay que evitar aglomeraciones. Sant Jordi, al menos aquí en Cataluña, siempre ha movilizado a las masas llenando las calles de paradas de libros, rosas y demás productos afines. Es una fiesta muy querida y todos solemos pasear por las calles admirando y comprando algún que otro libro, flor y chuchería variada.

La industria editorial espera esta festividad como agua de mayo. Como ya he comentado en otras ocasiones, uno no escribe para hacerse rico. Pero claro, no deja de ser un negocio, por lo que interesa que como mínimo haya cierto movimiento que mantenga la literatura en el mercado.

Cuando podía firmar libros en las Ramblas

sin mascarilla ni geles ni nada… ¡Que recuerdos!

En vez de aceptar el hecho inusual de una impensable pandemia y anular la festividad de Sant Jordi (al menos presencialmente, ya que se podría haber hecho tranquilamente de manera virtual), se obsesionaron con aplazar Sant Jordi.

Sí, no podían dejar escapar todos esos billetes, a la porra la COVID-19, al carajo la tradición social, a freír espárragos la voluntad de los lectores… Tres meses después se iba a celebrar igualmente aunque Barcelona entera estuviera envuelta en llamas… (otra vez)

Y así se hizo: el 23 de julio de 2020, año tranquilo (jajajaja) se intentó celebrar el Sant Jordi, un Sant Jordi de chichinabo.

Los libros son los únicos que tienen color en este último oscuro Sant Jordi…

Como el riesgo de infección seguía activo, se tomaron medidas para evitar en la medida de lo posible nuevos contagios. Dicho de otra manera: se animaba a celebrar el Sant Jordi siempre y cuando la gente no colaborase en él. Sí, es absurdo, pero así funciona este país.

Entre muchos tira y aflojas, solo se permitió a las grandes librerías poner una pequeña parada justo delante de su propia tienda. Esto es muy útil, aquí os adjunto un informe detallado del porqué de su utilidad.

A parte de eso, me dijeron que había alguna parada de rosas. Sí, vi que vendían unas rosas pochas en un supermercado y en una tienda franquiciada de cosméticos. Todo muy elegante, con mucho gusto y refinamiento. Creo que si querías poner fin a tu relación amorosa, solo tenías que regalarle una de esas rosas a tu pareja.

Por mi parte, no pude celebrar nada. Obviamente tenía una mesa reservada para hacer las cosas bien, pero tras el zafarrancho de desinformación y mala gestión, todavía no sé como seguimos en pie los escritores de pacotilla noveles.

Yo os firmo ejemplares cuando queráis,

no necesitamos ningún Sant Jordi para ello

Viendo lo grotesco de este último Sant Jordi, simplemente recordaros que para leer y escribir no nos hace falta festividad alguna. Podéis ver tranquilamente mis productos y seleccionar los libros y/o juegos que más os gusten. Os los firmaré encantado en cualquier presentación o lugar de Barcelona y alrededores

Agradezco además todo comentario, sugerencia, crítica, alabanza o insulto que queráis lanzarme. Tenéis la sección de comentarios por si queréis hacerlo públicamente o la sección de contacto por si deseáis algo más de intimidad.

Por último, disculparme por mi ausencia estas últimas semanas. He tenido una serie de problemas con la web, afortunadamente ya están solucionados. Por otra parte, espero poder ofreceros en breve nuevas sorpresas. Si estáis atentos a la web y a las redes, podréis descubrirlas.

¡Feliz día de NO Sant Jordi a tod@s!

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